El mágico desierto de
Qatar
Ya
me habían adelantado que una de las cosas más lindas de Qatar es su majestuoso
desierto y sus numerosas dunas, las cuales son de todo tamaño desde las más
pequeñas hasta las más grandes.
Dunas de arena en el majestuoso desierto de Qatar |
La
mejor época para visitar el desierto es en invierno, porque en verano el calor
es insoportable y se de muchas personas que al caminar y resbalar por las dunas
sufrieron quemaduras, dado que la arena está sumamente caliente.
Nosotros
fuimos en día de semana, es mucho mejor ya que no está muy lleno y uno puede
disfrutar con calma del paseo y el paisaje. Los fines de semana van demasiadas
personas, y la tranquilidad del desierto puede transformarse en un agitado y
estresado paseo, dado que los qatarís se emocionan tanto que corren velozmente
en sus motos o autos, saltando entre las dunas, ronceando y haciendo rápidas piruetas
muchas veces bastante temerarias asustando y/o causando accidentes.
En el desierto se puede apreciar muchos autos descapotables haciendo piruetas |
Lo
que me han comentado es que, si uno quiere internarse dentro del desierto tiene
que ir con alguien que conozca y se oriente muy bien en la zona, ya que es muy
fácil perder el sentido de orientación o quedar plantado en el auto, por lo que
también es aconsejable ir en caravana o como mínimo en dos autos.
Para
subir a las dunas en movilidad las llantas tienen que estar desinfladas hasta
un punto que los expertos qatarís que paran en las dunas conocen muy bien. Lo
bueno es que los qatarís cuando te ven en problemas son sumamente gentiles y
colaboradores, si te ven con algún percance o plantado se paran a ofrecerte su
ayuda y lo hacen con gran agrado.
Nosotros
decidimos bordear el desierto por la zona de Sea Line, a la izquierda se tiene
la playa con el hermoso mar azul de fondo y a derecha están las dunas de arena,
subimos a las primeras dunas en auto, fue muy emocionante, para no plantarnos
en la arena seguimos las huellas de otros autos, luego nos estacionamos al pie
de una duna y mis cuatro hijos, Gonzalo, Nicolás, Joaquín y Mario Emiliano, no
dudaron en trepar a la cima, entre risas, juegos y con mucho esfuerzo.
La
entrada Sea Line Resort, un hotel frente a la playa y cerca del desierto
|
Llegando
al desierto
|
Gonzalo
y Mario Emiliano frente a la hermosa playa que está al costado izquierdo de las
dunas.
|
Los
cuatro hermanos muy emocionados subiendo a una de las dunas
|
Carrera
por llegar primero a la cima
|
Mario
Emiliano trepando con dificultad una de las dunas
|
Mario
Emiliano llegando a la cima de la duna
|
Joaquín,
Nicolás, Gonzalo y Mario Emiliano felices de observar el paisaje desde la cima.
|
Otra
cosa interesante es que hay varios negocios dónde uno puede alquilar motos o
autos descapotables para el desierto, con los que se puede subir a las dunas.
Frente al negocio de alquiler de motos |
Obviamente,
que con mi familia de cinco hombres no podía faltar el paseo aventurero y veloz
en motos, Mario Emiliano que iba con su hermano mayor Gonzalo gritaba “más
fuerte, más fuerte Gonzalito, tenemos que ganar”. Subimos a las dunas y
experimentamos las vertiginosas y emocionantes bajadas.
Los
cuatro hermanos y el papá disfrutando del emocionante paseo en moto
|
También
es pintoresco ver las carpas de los qatarís, con las banderas de Qatar
flameando en el cielo y rompiendo el paisaje color arena de las dunas.
Vistosas carpas de familias qatarís |
Las
carpas son de todo tamaño, algunas tienen antenas satelitales, baños
portátiles, generadores de energía eléctrica, potentes faroles alrededor de su
perímetro y otros hasta tienen una casa rodante adjunta, contando de esta
manera con todas las comodidades citadinas, cada conjunto de carpas está cercada
con una especie de malla plástica de pequeña altura que sirve para delimitar
unas de otras.
Como
el desierto es un lugar tan turístico, existen también unas carpas muy
pintorescas dónde uno puede pagar para que le hagan hacer un pequeño paseo en
camello con un guía local que se encarga de dirigirlos.
La
subida no es tan complicada, el guía hace hincar al camello, el cual tiene una
especie de montura típica que esta cubierta con tapices de colores vivos, las
piernas van muy abiertas y no es nada cómodo, ya que el camello es bastante
ancho, lo más gracioso es la bajada, uno tiene que sujetarse fuertemente de la
montura, ya que a medida que el camello se hinca uno tiene la sensación de que
caerá en picada al suelo.
Disfrutando
del hermoso paseo en camellos
|
Aunque
la comparación puede parecer ridícula, al realizar el mini paseo en camellos
vinieron a mi mente los beduinos, los tuareg y las valientes mujeres de algunas
tribus del desierto de Sahara, ya que estas una vez al año acompañadas de sus
hijos pequeños, recorren en camellos más de 500 kilómetros de ida y otros 500
de regreso, en un viaje que se extiende por tres semanas para llegar al oasis
Bilma de Nigeria, donde trabajan unas dos semanas en la cosecha de dátiles y
así obtener un ingreso para todo el año.
Sin
duda esta visita al desierto, fue el paseo más divertido que tuvimos como
familia en Qatar. Amé el desierto, el color arena por dónde se mire, las
hermosas e interminables dunas, las carpas árabes, los camellos y el precioso
atardecer… espero tener pronto la oportunidad de regresar y poder acampar para
así disfrutar la inmensidad del cielo estrellado del desierto.
Los
dejo con una hermosa secuencia de fotos del atardecer tomadas en nuestro camino
de retorno y diferentes vistas del municipio de Al Wakrah, el cual se pasa a la
ida y al retorno del desierto.